El Monterrey mexicano logró terminar en tercera posición en el Mundial de Clubes de la FIFA en un partido en el que los egipcios de Al-Ahly carecieron de suerte y sucumbieron ante el oficio y la templanza del conjunto "Rayado".
El partido se puso nada más comenzar de cara para los mexicanos de Monterrey, que tras ver cómo les anulaban un gol cuando apenas se llevaban 40 segundos de encuentro por fuera de juego, lograron adelantarse en el marcador tras un regalo del Al-Ahly en el minuto 3.
Un balón sin peligro aparente perseguido por el joven Jesús Corona, la gran revelación del equipo mexicano, propició la pifia del guardameta egipcio, que tras chocar con el lateral Moawad dejó el balón franco para que lo empujara a la red el 14 del Monterrey.
Sin un dueño concreto, el partido entró en una fase de tanteo, con el conjunto egipcio decidido a enmendar su error y el Monterrey con ganas de poner tierra de por medio, lo que aumentó el ritmo, la agresividad y las imprecisiones en el centro del campo.
El Al-Ahly apostó por un juego muy directo, rápido por las bandas y descuidado en el centro, mientras Monterrey, incapaz de rebajar el ritmo, esperó agazapado, acumulando hombres en la retaguardia, su oportunidad para matar a la contra el partido. El equipo egipcio ponía el juego y la presión, y las ocasiones no tardaron en llegar, la más clara con un tiro de Meteab que repelió el poste en el minuto 30.
En las gradas, semivacías en el primer tiempo a la espera de la gran final, los pocos hinchas mexicanos y egipcios que acudieron al encuentro quedaron pronto silenciados por la marea brasileña que poco a poco fue ocupando sus localidades para hacer suyo el campo. Con los once "Rayados" en su campo y un Al-Ahly superior, voluntarioso, pero sin suerte, terminó la primera mitad.
Tras la reanudación, el Monterrey siguió sin reaccionar y el Al-Ahly mantuvo su dominio estéril, quemando ocasiones mientras el cansancio comenzaba a hacer mella en los jugadores del conjunto de El Cairo. Con el equipo egipcio volcado, una doble ocasión de Said y Hamdi, ambas con la gran intervención de Orozco, dio pie a una gran combinación que culminó con un toque sutil el argentino Delgado para poner en el marcador el segundo tanto.
El gol fue una losa para el Al-Ahly que, aunque no bajó los brazos, aminoró la intensidad permitiendo que ambos equipos buscaran un fútbol más elaborado con algunas ocasiones de mérito, hasta que el pitido final otorgó el "bronce" del torneo al "Rayado" Monterrey.
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